The best Side of viera vidente

Soy admitido por la naturaleza en el más secreto de sus divinos recintos, en el punto de partida de la vida common; ahí sorprendo la causa del movimiento y escucho el primer canto de los seres en toda su frescura.3

Gerardo ha expresado como ninguno esa estética de las analogías que más tarde postulará Baudelaire, esa identidad de esencia entre la conciencia del hombre y la conciencia del cosmos, experimentando el universo como una sentida presencia.

En este como en otros aspectos coincidió con el milenario pensamiento de la India y con las postulaciones de la doctrina secreta. Al avanzar por el “camino misterioso que se extiende hacia lo interior”; mientras se acentúa la disolución del “yo” creado por los sentidos, se manifiestan al experimentador diversos “poderes”. Es entonces poder adquirir el dominio de las funciones neurovegetativas y de las facultades que el poeta atribuye a su hombre divino.

Tal como lo hemos entrevisto, los expositores conscientes o inconscientes de esta teoría constituyen una familia numerosa y heterogénea. Algunos han intentado elaborar construcciones racionales y sistemas que ­expliquen la intuición primordial: son los pensadores y filósofos del ocultismo. Otros reencuentran la tradición y la expresan al margen de fileórmulas dogmá­ticas o filosóficas. Ese es el lugar reservado a los poetas.

La antigua concept de que el hombre refleja y contiene el universo, de que es un ser compuesto que participa en todos los niveles de la procesión divina, que reviviera Plotino y que Boheme tomara de los cabalistas, cobró basic importancia en la filosofía romántica. La concepción orgánica de la naturaleza extendió esta doctrina a todos los objetos que componen el mundo, y al insistir en la diversidad infinita y en la unidad esencial del universo, postuló la gran ley de las correspondencias,­ según la cual, el microcosmos y el macrocosmos se relacionan y se enlazan por analogías de orden­ cualitativo sólo aprehensibles por la intuición, capaces de conciliar lo múltiple y lo Uno.

La vida psychological por debajo de la conciencia es un vasto organismo compuesto de varios estratos. “Nuestra­ conciencia –escribió Maeterlinck– consta de más de un grado y si los verdaderos sabios sólo se preocupan de la conciencia más o menos inconsciente, es porque ella está a punto de tornarse divina.

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El capítulo titulado “Baudelaire y las doctrinas esotéricas” comienza haciendo hincapié en el mundo cuyo múltiple y sutil entramado revela la voluntad de separación de la unidad de la que procede por actitud y obra satánica. La tradición ocultista de sesgo hermético que a través del Medioevo despierta en el Renacimiento por la traducción latina del Poimandres y los restantes tratados del cuerpo literario hermético, se conserva y difunde en la Francia decimonónica por medio del martinismo. Martínez de Pasqually y sus discípulos marcan la línea de influencia doctrinal. Charles Baudelaire, sumergido en este mundo invertido y en tensión entre las analogías entrevistas y los modelos celestes, busca en su conflicto profundo el “paraíso perdido” oscuramente vislumbrado, persiguiendo sus indicios hasta las más oscuras profundidades. Arrojado en click for more info el mundo y sintiendo todos los embates de su cautiverio lucha con su impulso poético, el solo recurso eficaz en su impotencia, porque la poesía es la “cadena de oro” imperceptible y dolorosa que une con el origen y la transmisión de los eslabones herméticos así lo va enseñando. El propio título de una de las grandes obras de Baudelaire, Las flores del mal, expresa con elocuente desesperación la ambivalencia de la actitud del hombre y poeta perdido en el cieno terrenal, pero bus-cando en el barro la “pepita de oro”, ajena al mundo y a la falsa civilización, que lo pueda redimir. El resplandor intermitente de la belleza sepultada lo atrae irresistiblemente y así su individualidad se opone heroicamente a todos y a todo y llega a buscar, fuera de una tradición ritual que considera viciada y perimida, también los recursos de los “paraísos artificiales”, que le ayudan a transponer la conciencia en un tipo de inconsciencia remarkable.

A Jean Arthur Rimbaud ha dedicado Eduardo Azcuy una atención múltiple, varias ediciones de sus poemas y diversos estudios, de manera que lo tratado en el presente capítulo puede ser amplificado con los restantes trabajos hasta el más reciente del año 1991.

Las tradiciones arbitrarias contribuyen a su descrédito y lo impulsan a la clandestinidad. El espiritismo, la teosofía y el rosacrucianismo moderno, al reivindicar algunos de sus principios de manera unilateral y dogmática, trabajan indirectamente para su desprestigio, encerrando la visión del cosmos viviente y el acontecer paranormal, en la pink asfixiante de neorreligiones y doctrinas cristalizadas.

       El esfuerzo permanente del cientificismo (ya que no de la ciencia) para reducir la acción ocultista y explicarla según sus principios, ¿no es un testimonio de la persistencia y de la eficacia de la acción ocultista?

Estos versos de Rilke, del Libro de la Peregrinación, revelan su esfuerzo permanente por asediar la fuente intemporal del Ser mediante la experiencia poética. Su obra, vivida en función de un indeclinable sentimiento de cautividad, de ausencia y de búsqueda de Dios, fue un largo proceso de muerte y resurrección,­ un puente para superar la pluralidad de las formas y despertar a un nivel de conciencia cualitativamente distinta. Para él, el “estado poético” fue ante todo contemplación y videncia; un estado de transparencia apto para intuir lo invisible y revelar ese centro absoluto situado más allá de la frontera del dualismo. Convencido de que existe un “mundo abierto”, una realidad distinta de la que revela la percepción ordinaria, se impuso la ardua tarea de despertar de los sentidos alternando dentro de sí las causas que engendran la visión fragmentada. Como los románticos, confessía que la “vida oscura” se encuentra en incesante comunicación con esa otra realidad más vasta, anterior y top-quality a la vida specific.

El hombre se corresponde con el mundo y puede conocer conociéndose. El poeta intuye por la analogía la unidad espiritual del mundo y establece relaciones entre las cosas creando un método de conocimiento simbólico que es también el del ocultismo. La poesía es “una cosa y todas las cosas”, por eso el poeta “comprende la naturaleza mejor que el sabio” y puede llegar a conocer el approach del universo: La character est un temple où des vivants piliers…

Aurelia contiene la suma del conocimiento nervaliano y es el ejemplo más notable de esa literatura-actividad del espíritu que se inserta en el mismo corazón de la experiencia humana.

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